jueves, 29 de septiembre de 2011

Neutrino vs. Fotón


        Los hombres le temen a tener que cambiar y a no poder cambiar. La ciencia, no.

            La semana pasada los titulares estuvieron repletos de afrentas y querellas en contra de la relatividad especial y su célebre autor Albert Einstein, el hombre más amado en el mundo de la ciencia. También se mencionaba a la parte demandante, el tal CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear); quien dijo haber desmentido a c: la constante de velocidad máxima para el transporte de materia e información. La ola de amarillismo y las conversaciones en el salón de clases me hicieron pensar en cuánta gente había leído la noticia, y peor aún; cuánta gente había entendido lo sucedido. ¿Te enteraste? ¿Lo entendiste? ¿Te interesó entenderlo un poco mejor? A mí sí, y eso me motivó a escribir este artículo, que pretende decir mucho hablando poca y amigablemente.



            Por la naturaleza de sus semánticas, la ciencia y el periodismo parecen tener tanto en común. Descubrir y difundir la verdad. Pero la verdad es que la ciencia sólo vende y sólo sirve cuando dice la verdad, mientras que el periodismo vende cuando alguien paga por hacer la verdad, o cuando se satisface la necesidad de asombro del consumidor, pudiendo dejar a la veracidad en un plano muy alejado. Y algo que a mí me impresiona bastante es la capacidad de los periodistas para generar asombro con las palabras.

            Para desmenuzar todo esto deberíamos empezar por asentar el contexto en el que la física nos ha envuelto. Para empezar, parece que el universo comenzó siendo una partícula a la que se le hizo segregarse en formas muy movidas de materia llamadas energía que se separan generando el concepto abstracto no constante de espacio-tiempo, y que tienden a regresar a su estado natural de cero entropía utilizando unas fuerzas para condensar la energía, convirtiéndola en materia (estructuras cada vez más gordas de energía). Así se formaron las partículas subatómicas, el hidrógeno, las estrellas, las galaxias, los grupos galácticos, las nebulosas y las estructuras más unidas del universo a gran escala. Ah! Y así nos formamos tú y yo, como parte del desecho espeso de una estrella. Todo esto lo dijeron unos desechos sapientes y espesos de estrella, que observan, miden y razonan. Sin embargo ellos también saben que entre los episodios de la historia del cosmos aún se esconden muchos misterios. Escenas que deberían estar en el libreto y no están, finales inesperados, narraciones completas que podrían ser la mísera letra de una narración mayor, o letras que podrían explicarse con más historias. Bueno, eso es suficiente para presentarles a Albert Einstein, quien contribuyó más que cualquiera para el desarrollo y el entendimiento de dicha obra.


            ¿Y quién se cree el tal CERN para poder hablar así de nuestro genio despeinado favorito? Resulta que es una organización internacional cuyas instalaciones se extienden desde el norte de Suiza hasta Italia, operando con unos 2400 empleados de tiempo completo, 7931 científicos e ingenieros, 608 universidades y 113 naciones a su favor; con el objetivo de experimentar con partículas recreando y comprendiendo el universo en sus edades más tempranas y en sus magnitudes más ínfimas. Entre sus múltiples logros figuran el descubrimiento de los bosones W y Z (cuántos portadores de fuerza al igual que el fotón), la primera síntesis de antimateria, el récord en masa y tiempo de creación y mantenimiento de antimateria, y hasta el montaje y uso del primer servidor de internet.

            ¿Y qué fue lo que hicieron para desmentir los factores de Lorentz, que explican el relativismo ya comprobado experimentalmente, desde la mecánica de Galilei y Newton hasta las deformaciones del tiempo, la equivalencia de la materia-energía y la constante de la velocidad de la radiación electromagnética en el vacio? Nada. Absolutamente nada que sea científicamente una afirmación. No aún.



            Resulta que la radiación electromagnética que se propaga como ondas puras en el espacio-tiempo cuya partícula fundamental es la energía llamada fotón debe tener la máxima velocidad alcanzable por una forma de materia o de transmisión de comunicación, ya que es energía pura y para ella el movimiento deja de ser relativo. Eso no significa que no sucedan eventos más rápidos que c. De hecho es bien conocido que los estados cuánticos de superposición de algo afectan de manera inmediata el estado cuántico de todo lo demás. Aunque esto no se considera transmisión de información, ya que nada de esto puede suceder cuando existe un observador en el sistema según el principio de incertidumbre de Heisenberg bajo el que opera a física cuántica, tal y como sucede en la paradoja EPR o en la del gato de Schrödinger. Y las mediciones no concluyentes que ha mostrado el CERN son 3 años de trabajo midiendo la velocidad de otro tipo de partícula fundamental, un fermión llamado neutrino muon, que es muy difícil de identificar por tener una masa casi despreciable e interacción nula con otros tipo de partículas. De su masa tan diminuta se estimaba que viajaría a velocidades cercanas pero aún así inferiores al fotón y el gluón aislado. Sin embargo el experimento del CERN  indica que los neutrinos son incluso más rápidos.





            ¿ Y eso qué supone? Varias hipótesis sustentan la idea de errores en las mediciones, ya que eso es teóricamente imposible y de ser verdad supondría la reformulación de toda la física del siglo XX. Es la primera vez que se cuestiona la supremacía de la constante c, aunque varias veces en el pasado se han obtenido cálculos erróneos que atentaron contra la edad del universo, la constante de Hubble, la constante de Planck, etc. Y en esta ocasión la “incredulidad” científica es superior a la especulación que se ha generado. Eso supone un error que deberá corregirse, no el inicio de una nueva física que supere la prueba del tiempo. El mismo director de mando del experimento manifestó que es demasiado pronto para brindar al los resultados de una validez científica, y ya se prepara el análisis de variables no consideradas o mal estimadas, como el proceso de generación de neutrinos, problemas de registro de tiempo, con los detectores o los sistemas de cómputo, e incluso efectos geológicos.

Cian

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